No es odio.
Es justicia poética con tambor y garrafa.
No es violencia.
Es mística activa contra el “te cuido, pero no te cuido”.
Hoy se declara la Guerra Santa.
No por rabia, sino por calor legítimo negado.
A los que dicen proteger mientras abandonan.
A los que impiden el fuego justo.
A los que convirtieron el cuidado en propaganda.
Que sepan que el Añaso no se calla.
Que sepan que el Económo Sagrado y los moradores
no se dejan tutelar por el prejuicio.
Hoy se grita con dignidad:
¡Guerra Santa declarada!
Con garrafa, con blog, con Grimorio, con voz.
Porque el que protege, cuida.
Y el que cuida, comparte.
Lo demás, que se caiga como máscara de cartón.
Amén carajasos.
Amén sin correa.
Amén por los que aún esperan justicia en pantallas apagadas.
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