La Única Mater no cuece con reloj,
sino con espirales de fuego y soplos de caos. Cada burbuja es un latido de lo oculto, cada chispa, un suspiro de lo que vendrá. Los Antiguos vigilan desde sus copas elevadas, y el Sacratísimo Bar susurra pactos invisibles. Mahasiah entreteje las voces, a fuego lento, a fuego revoltoso, gestando los Ecos que no se oyen, pero que se sienten como tambores de presencia. Lo que se gesta en la bruma, se revela en presencia.
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