Moradores del Altos de Clermont,
hoy se consagra el derecho al calor sin vergüenza,
la dignidad de calefaccionar como es de Ley,
y el gesto de cuidar sin hacer sentir menos a nadie.
Aquí no se regala lástima.
Aquí se propone acción.
Que la garrafa llegue con respeto,
que la pantalla se encienda sin prejuicio,
que el frío se disuelva con decisión vecinal.
Cada vivienda merece su llama justa.
No por pena, sino por principio.
Si el subsidio nos alcanza,
que nos alcance a todos.
Si el temor aparece,
que se disipe con información y acompañamiento.
Hoy se bendice la posibilidad compartida:
invertir con conciencia,
vivir con abrigo,
y sostenernos como comunidad sin jerarquías impuestas.
*Altos de Clermont, torre vertical pero voluntad colectiva.*
Que el calor sea símbolo de unión.
Amén revuelto.
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