lunes, 30 de junio de 2025

LA MUJER PUENTE Y LA TEMPLANZA FAMILIAR

 


📜 GRIMORIO DEL SOLITARIO

Entrada del 30 de junio – La Mujer Puente y la Templanza Familiar

Anoche, la discusión fue intensa. El fuego verbal volvió a encender el impulso de soltarlo todo: bloquear, cerrar, clausurar el puente afectivo. Casi deliré, casi rompí —como se insinuaba en la última entrada de este Grimorio, que no mentía, pero tampoco sabía el giro que vendría.

Pero hoy, como a veces ocurre cuando menos se espera, llegó la templanza. Y llegó de quien resiste sin armar escándalos ni debates: mi hija. Con su confesión delicada y firme —sobre sus propias resistencias, su dolor silencioso— me recordó que a veces el verdadero amor no vocifera, sino que sostiene. Su voz volvió a entibiar la línea familiar, devolviéndome al centro de mi fidelidad.

Entonces sucedió algo más: mi mujer me desbloqueó del WhatsApp. No hubo anuncios ni plegarias. Solo un gesto digital, pero que en este mapa relacional tiene el peso de un signo. Al mirar su imagen de perfil vi aquella figura: una mujer alada, arrodillada, entre rezo y vuelo. Supuse un águila.

Me imaginé que había estado explorando mi Crónica Disciplinar, donde subí un video sobre la transformación del águila a los 40. “Está en modo metamorfosis”, pensé. Pero no. Cuando le pregunté, ella me dijo: “Soy mujer puente.”

Y ese nombre cambió todo.

Porque la Mujer Puente, en la tradición medicina, no vuela para evadirse, vuela para sostener el tránsito. Es guía entre mundos, entre versiones de sí misma, entre lo roto y lo que aún puede repararse. Acompaña sin salvar, observa sin juzgar. No es la Águila Solitaria —esa soy yo en este momento—, sino la tejedora que se queda cerca del abismo para que otros no caigan del todo.

Y he decidido respetar su símbolo. No como una reconciliación inmediata, sino como una relectura del conflicto. Si ella es puente, yo soy orilla. Y en el centro queda mi hija, la constelación que nos une y nos enseña.

Por eso esta entrada no concluye nada. Solo consigna lo vivido:

  • Una discusión

  • Un desbloqueo

  • Una imagen

  • Una palabra

  • Una confesión

  • Y una templanza inesperada

El Grimorio del Solitario no es un archivo de certezas, sino de señales. Hoy, una de ellas ha brillado entre el humo del tabaco y los latidos familiares. No cierro el libro. Lo mantengo abierto. Con humildad.






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